FOTOGRAFÍA DOCUMENTAL
"Quise hacer dos cosas.
Quise mostrar lo que había que corregir;
quise mostrar lo que había que apreciar".
LEWIS HINE
La fotografía documental contribuye a la representación de una realidad, a su conocimiento y reconocimiento, para desvelar las condiciones de vida del ser humano en diferentes tiempos y contextos.
Jacob Riis (1849-1914) y Lewis Hine (1879-1940) son considerados los primeros "documentalistas sociales" de la historia. En la primera mitad del siglo XX, ambos utilizaron la fotografía como estudio de la condición humana y como vehículo de denuncia social. A través de sus imágenes, retrataron las duras condiciones de vida en los callejones y barriadas de Nueva York, la explotación laboral infantil y las dificultades que tuvieron que sortear miles de personas europeas recién llegadas a Manhattan.
En la década de los años 30, Dorothea Lange, Walker Evans, Paul Strand, Ben Shahn... fueron testigos del impacto de la Gran Depresión sobre la población rural norteamericana, primero como parte de la agencia gubernamental Farm Security Administration (FSA) y más tarde formando La Liga Fotográfica con una clara intención: utilizar la fotografía para retratar el éxodo al que fueron obligadas numerosas familias debido a la crisis económica, una sequía sin precedentes y la voracidad de terratenientes y bancos.
La fotografía documental dejó su huella en muchas historias de vida con las migraciones como protagonistas. En nuestro país, desde los cerca de 300.000 asturianos y asturianas que se dirigieron a América entre 1880 y 1930, hasta los dos millones de españoles y españolas que viajaron a Europa en busca de trabajo a principios de los años 60, pasando por el exilio permanente causado por la Guerra Civil -estimado en unas 220.000 personas- o la emigración masiva del campo a la ciudad en la segunda mitad del siglo XX (alrededor de dos millones de personas).
A partir de los años 90, las cámaras comenzaron a captar la llegada de inmigrantes africanos a las costas europeas, huyendo de regímenes dictatoriales, conflictos territoriales o directamente de la miseria y del hambre. Las imágenes ponen el foco mayoritariamente en las dramáticas condiciones del viaje o las duras situaciones de llegada. Permanecen en un segundo plano, con escasas fotografías, las situaciones de alojamiento, de trabajo, las formas de vida y la convivencia e interacción con los naturales del país.
Actualmente, alrededor de 60 millones de personas viven desplazadas forzosamente en el mundo. Obligadas a huir de su lugar de residencia, emprenden a diario travesías marcadas por la violencia que contra ellas utilizan las autoridades locales y por la falta de medios para atender a sus necesidades básicas. Nos encontramos ante uno de los mayores éxodos humanos de todos los tiempos. Por señalar solo una cifra, más de un millón de personas han huido de la guerra en Siria buscando refugio en Europa. Más de dos millones lo hacen en Turquía, 800.000 en Jordania (el 12% de su población) y en Líbano una de cada cuatro personas es refugiada. Una realidad de esta magnitud no podía ser ajena a la mirada comprometida de fotógrafos y fotógrafas documentales como Manu Bravo, Susana Girón, Lucian Perkins, Cristina García Rodero, Javier Bauluz, Olmo Calvo...
La utilización de la fotografía documental como recurso didáctico tiene una importante carga estética, un enorme impacto emocional y una orientación hacia la acción. De hecho, las palabras documentar y documental provienen de la voz latina docere que significa enseñar, educar. Y este es precisamente uno de nuestros propósitos: convertir la fotografía documental en objeto de análisis y reflexión del fenómeno migratorio a partir de un amplio abanico de propuestas temáticas recogidas en esta web: Retratos / La Gran Depresión / Exilios tras la II Guerra Mundial / Nuestra propia historia / Migraciones del presente / La reacción popular.
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