SABORES DEL MUNDO
En los países con menos recursos, compartir la comida es un acto de generosidad, una norma no escrita que se cumple rigurosamente y que tiene mucho que ver con la hospitalidad de sus gentes.
Cada país tiene sus propios sabores, sus platos típicos, siempre asociados a su producción agrícola y ganadera, pero también a especias que desprenden olores con los que se identifica cada comunidad.
La gastronomía es, sin duda, una expresión cultural más. La sencillez o complejidad de los platos hablan mucho de niveles de vida, de abundancia o de escasez, de costumbres y de formas de relacionarse. Su presencia en manifestaciones artísticas como la pintura o la literatura ratifica su importancia cultural.
No podemos olvidar, sin embargo, que alrededor de 800 millones de personas en el mundo carecen de alimentos suficientes para llevar una vida sana, siendo Asia y África Subsahariana las zonas en las que se detecta el mayor número de seres humanos afectados por la hambruna. Un dato escalofriante es de la mortalidad infantil por esta causa: casi un 50% de los y las menores de cinco años fallecen por desnutrición. Y lo más terrible es que en el mundo se produce comida suficiente para alimentar a quienes, por diferentes razones, tales como desastres naturales, guerras o políticas inadecuadas, no alcanzan los niveles de alimentación para afrontar el día a día.
Intervención educativa “Sabores del mundo”/ Familias de la comunidad educativa
Fecha: Mayo 2018 / Profesoras: Isabel Álvarez-Pedrosa, Beatriz Menéndez, Beatriz Foncueva, Lola Martínez, Mónica Poo / Alumnado y familias: Paula Alvarado, Camila y Fernando Remis, Roberto Vaculesteanu, Luliana V. Sónica, Brenda Assis, David Menéndez, Loanne Lizen, Paola Herrero, Ineke y Yannick Ardines.